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Anécdotas de “La novia cadáver”. Tim Burton, 2005

Anécdotas de “La novia cadáver”. Tim Burton, 2005

Hace ya algún tiempo comenté esta película, de increíble belleza visual. Es hora de conocer algunas curiosidades de su rodaje.

Para empezar, sobre su técnica: El proceso de la animación en stop-motion es una tarea increíblemente minuciosa, tal como ya vimos hace unos meses al hablar de la simpática oveja Shaum.

Una ventaja del stop-motion es que se pueden duplicar sus actores muñecos y sus decorados para ahorrar tiempo. La novia cadáver llegó a tener 26 platós de rodaje a la vez... y aún así, supuso 10 años de duro trabajo!

Sus responsables técnicos, Mackinnon y Saunders, inventaron una técnica nueva y revolucionaria para La novia cadáver.  En el pasado, como en “Pesadilla antes de Navidad”, las expresiones faciales de los muñecos se conseguían con “cabezas de repuesto”, cada una de las cuales proporcionaba cambios de expresión mínimos. Era eficaz, pero intrínsecamente restrictivo en lo que respecta a la gama de emociones que permitían.

En esta ocasión se creó un complejo sistema de engranajes alojado dentro de la cabeza de los muñecos, al que se podía acceder a través de las orejas y varios puntos en el pelo. La manipulación de estos engranajes permite muchas más posturas y expresiones, haciendo que los personajes sonrían, frunzan el cejo, arqueen las cejas, etc., de un modo increíblemente sutil.

Claro que los engranajes conllevaban la necesidad de que los muñecos midieran 30 centímetros de altura, que es mucho más grande que los tradicionales muñecos de la stop-motion. Esto, a su vez, incrementó la escala de todos los decorados, para que guardasen proporción.

Como la grabación de las voces tiene lugar antes de empezar a rodar, las interpretaciones de los actores juegan un papel esencial en la creación de la personalidad de los personajes y para establecer el tono general de la película.

Johnny Depp fue el encargado de poner la voz al personaje de Victor, trabajando simultáneamente en La novia cadáver y en “Charlie y la fábrica de chocolate”. Muchas de sus sesiones de grabación tenían lugar al final de un día de rodaje de “Charlie…”, cuando se quitaba su traje de Willie Wonka y entraba en la cabina de grabación. Depp nunca antes había puesto la voz a un personaje animado, pero al actor fetiche de Burton (protagonizó también “Eduardo Manostijeras”, “Ed Wood” y “Sleepy Hollow”), le encantó la posibilidad de trabajar con él en ambas películas.

“Cada vez que he trabajado con Johnny es algo diferente”, dice Burton. “Está interesado en ser un personaje y no necesariamente interesado en su imagen, y me resulta muy apasionante trabajar con actores así. Está realmente dispuesto a asumir riesgos que no tienen que ver con la imagen ni con el dinero. Y cada vez es diferente y mejor. Es magnífico encontrar gente así con la que te puedas comunicar a un nivel casi subconsciente”.

Como curiosidad final, algo realmente halagador: el animado, colorido y orgánico diseño arquitectónico del País de los Muertos fue inspirado por las vertiginosas y caprichosas creaciones del arquitecto español Antoni Gaudí.

El nombre de la rosa (novela vs película)

El nombre de la rosa (novela vs película)

Tenía ganas de envenenar a un monje”. Ésa fue la razón que Umberto Eco da en sus “Apostillas a El nombre de la rosa” sobre los motivos que le habían impulsado a publicar, en 1980, su gran novela histórica.

 

El argumento es sobradamente conocido por el gran público:

 

Noviembre de 1327. Fray Guillermo de Baskerville (Sean Connery) y su discípulo Adso de Melk (Christian Slater), acuden a una abadía benedictina del norte de Italia para esclarecer la muerte del joven miniaturista Adelmo da Otranto... que no será la única víctima. El móvil parece ser unos antiguos tratados aristotélicos sobre la licitud de la risa que se encuentran en la biblioteca, la mayor del mundo cristiano. ¿Quién es el asesino? ¿Qué hicieron sus víctimas para morir asesinadas?

 

Umberto Eco también da, en sus “Apostillas…”, una de las mejores definiciones posibles de novela histórica, al distinguir tres formas de narrar sobre el pasado. Una es cogiendo ese pasado como mera escenografía o pretexto para dar rienda suelta a la imaginación, al modo de Tolkien. La 2ª es utilizar personajes reales, que hacen cosas reales o inventadas. Es el caso de D’Artagnan y Richelieu en la novela de Dumas. La 3ª posibilidad es el de la novela histórica propiamente dicha: no hace falta que los personajes sean reales, pero sí que todo lo que hagan y digan sea lo que hubieran dicho y hecho si hubieran vivido en aquella época. Es el caso de El nombre de la rosa. Eco crea una Edad Media perfectamente real, perfectamente medida hasta el más mínimo detalle.

¿Y por qué la Edad Media?Ni qué decir tiene que todos los problemas de la Europa moderna, tal como hoy los sentimos, se forman en la Edad Media: desde la democracia comunal hasta la economía bancaria, desde las monarquías nacionales hasta las ciudades, desde las nuevas tecnologías hasta las rebeliones de los pobres… La Edad Media es nuestra infancia

El libro de Eco es una maravilla absoluta que puede leerse desde múltiples puntos de vista (novela de misterio, crítica social, ensayo sobre filosofía medieval, libro de arte…). La adaptación cinematográfica de Jean Jacques Annaud, si bien es bastante correcta, no resiste la más mínima comparación con la novela.

 

Para empezar, es imposible condensar un libro tan rico en un par de horas de metraje, con lo cual muchas cosas importantes son alteradas, se dejan sin explicar o incluso se omiten. Hay demasiadas concesiones al cine comercial (quizá la más sangrante de todas, dar tanto protagonismo a la relación carnal entre Adso y la chica, que en el libro apenas son un par de párrafos…); la ambientación y el decorado, deslucidos. ¿Por qué tenían que cambiar el laberinto, convirtiendo una idea genial en una maraña de escaleras sin sentido? ¿Por qué cambiaron el final? Annaud, defendió su obra, afirmando que Eco le había dado permiso desde el principio "para traicionar el texto de su novela". Nunca el verbo “traicionar” estuvo tan bien utilizado… De hecho, Eco se negó a ir al estreno y nunca ha querido hablar de la película.

 

Es cierto que un punto a su favor fue el reparto, empezando por un magnífico Sean Connery, y unos secundarios a cual mejor. Eso si, Christian Slater desaprovechó la oportunidad de hacer el mejor papel de su vida.

 

Tenían a Sean Connery, tenían la abadía, tenían la historia, lo tenían todo... Pero el resultado de esta co-producción europea de gran presupuesto es una cinta oscura que da sólo lecciones elementales y suscita débiles emociones.

 

Si aún no habéis leído el libro, por favor, hacedlo ya!

 

Por cierto, la semana que viene, al coincidir con martes de carnaval, nos tomaremos un descanso. El próximo post se publicará ya el 3 de marzo. Nos leemos!

Siete ocasiones. Buster Keaton, 1925

Siete ocasiones. Buster Keaton, 1925

Jimmy Shannon, un agente de bolsa al borde de la bancarrota, ve la solución a sus problemas cuando un abogado le presenta el testamento de un rico pariente, a condición de estar casado a las 7 de la tarde de su 27 cumpleaños. ¡Y eso es… hoy!

 

Pocas cosas hay más subjetivas que la risa. Por eso únicamente puedo decir que “Siete ocasiones”, aunque no goce de la fama y el prestigio de “El maquinista de la General”, es una hilarante película. El secreto radica en que contiene todos los registros del humor de Keaton.

 

La película se estructura claramente en dos partes. En la primera, de un tempo reposado, asistimos a un humor sutil, hecho de pequeños gestos, que invita a la sonrisa. La segunda parte, en cambio, es quizás el fragmento cómico más frenético de su cine y nos lleva directamente a sus más delirantes cortometrajes, como “Cops”. Y lo mejor es que, a través de la risa y casi sin darnos cuenta, asistimos a una gran lección de puesta en escena y sentido del ritmo.

 

Por cierto, que la historia del soltero de oro ha sido versionada docenas de veces... para peor. Ojalá no se hubiera desvirtuado nunca el recuerdo de la película original.

El más allá. Masaki Kobayashi, 1964

El más allá. Masaki Kobayashi, 1964

Película de culto dentro del género de terror, dividida en 4 historias independientes del escritor Lafcadio Earn, adaptadas al Japón feudal: "Pelo negro", "La mujer en la nieve", "El hombre sin orejas" y "En la taza de té”.

 

Filme premiado en Cannes, “El más allá” es pura perfección formal: Kobayashi diseñó y pintó personalmente los decorados, con una estética que podría resultar casi contemporánea y con rasgos que rozan el surrealismo daliniano.


En realidad, no es tan sólo una película de espíritus, sino del amor y la muerte. En especial la historia de “la mujer en la nieve” es quizás el cuento gótico mejor contado de la historia del cine, en la que se dan la mano la más pura tradición oriental con la poesía de Edgar Allan Poe.

 

Estamos ante una película a contracorriente, de un cineasta que tiene una visión global del Cine, esto es, un ritmo lento, montaje, color, trabajo de estudio, dirección artística, influencias teatrales y culturales, el valor de todas las artes, la puesta en escena. Además, hay que tener en cuenta el gran elenco de actores que participan en ella: Rentaro Mikuni, Tatsuya Nakadai y Michiyo Aratama.

Una casa de locos. Cédric Klapish, 2002

Una casa de locos. Cédric Klapish, 2002

Javier, un estudiante francés de económicas, decide pasar un año en Barcelona para aprender español. Se instala en una casa donde convive con otros estudiantes europeos quienes, como él, disfrutan de una beca Erasmus: un italiano, una inglesa, un danés, un belga y un alemán.

 

El título original de esta comedia es bastante significativo: “El albergue español”, una expresión francesa que hace referencia a un lugar acogedor en que cada persona trae algo y todo se comparte con los demás... lo que parece dar a entender que esta película es una metáfora, en clave de humor, sobre la construcción europea, además de tratar brevemente otros puntos como la integración cultural, los estereotipos nacionales, la arbitrariedad de los roles sexistas, los nacionalismos o la incertidumbre sobre el futuro laboral para los licenciados.

 

En cualquier caso, y para quien no tenga ganas de mirar más allá, se trata de una historia divertida, un caos multilingüe con el que cualquiera que haya sido Erasmus puede identificarse.

Sol rojo. Terence Young, 1971

Sol rojo. Terence Young, 1971

El embajador de Japón acompañado de dos Samurais Kuroda y Namuro, se dirige a Washington en el Transcontinental Express para entregar al Presidente de los Estados Unidos un valioso obsequio de su Emperador: una valiosa y antigua katana. En el mismo tren viajan Link y “El Zurdo” con su banda de forajidos preparados para asaltar el vagón correo.

 

En pleno apogeo del spaghetti western, alguien tuvo una idea original y descabellada: si las películas de samuráis son al cine japonés lo que el western al cine norteamericano, ¿por qué no unir ambos géneros? A su favor se tenía el éxito precedente de “Los siete magníficos” (John Sturges, 1960) versión western de “Los siete samuráis” (Kurosawa, 1954), y “Por un puñado de dólares” (1964) en la que Sergio Leone había hecho lo propio con Yojimbo (Kurosawa, 1961).

 

Ambas películas japonesas habían sido interpretadas por Toshirô Mifune, que en Occidente era una de las poquísimas figuras reconocidas del cine oriental, de manera que la suya era una elección casi obligatoria. La ensalada pluricultural se completó con un “héroe” norteamericano (Charles Bronson), un “galán” francés (Alain Delon), una “belleza” sueca (Ursula Andress) y un director inglés (Terence Young, famoso por haber hecho las primeras películas de James Bond).

 

Y a pesar de lo que pudiera pensarse, la fórmula resultó. Young dirigió esta película con sobriedad clásica, alejada de la estilización delirante de la mayor parte de los spaghetti westerns del momento, gracias también a la excelente fotografía de Henri Alekan.

 

Obviamente, esta película no puede compararse con los western de John Ford o Howard Hawks, pero el montaje mantiene bien los momentos de tensión y acción propios del género y los diálogos no están mal. Además, la excusa argumental que justifica la presencia de Mifune está planteada de manera bastante verosímil.

 

Otro aspecto son las interpretaciones. El reparto, carismático como pocos en aquel momento, cumple con elegancia y sobriedad sus roles; el problema es que se trata de personajes demasiados estereotipados y eso resta fuerza a las actuaciones. Siendo sinceros, ninguno de los actores pasará a la historia del cine por esta película.

 

Un western atípico en muchos aspectos, pero bien construido y entretenido.

Nosferatu, revista de cine

Nosferatu, revista de cine

Editada por Donostia Kultura, patronato municipal de cultura de San Sebastián, cada número de esta revista son monográficos de cineastas, géneros o temas. Generalmente estos no son contemporáneos, sino que se tratan de miradas al cine pasado, lo que hace a "Nosferatu" un espacio para aprender y conocer la historia del cine.

 

El primer número, dedicado a la etapa británica de Alfred Hitchcock, se remonta a octubre de 1989. Desde entonces hasta hoy, ha supuesto en el paupérrimo escenario de la crítica española un oasis para los aficionados al cine.

 

No obstante, no todos los números de "Nosferatu" están al mismo nivel, siendo algunos incluso discutibles. En cualquier caso, y a pesar de sus posibles carencias y limitaciones (su periodicidad es indeterminada), "Nosferatu" es una muy buena revista de cine y ha publicado no pocos monográficos esenciales: "Dreyer" (nº 5), "Jacques Tati" (nº 10), "Cine japonés" (nº 11), "¿Habéis sido buenos? Malos en el cine" (nº 27), "Lars Von Trier" (nº 39), "Akira Kurosawa" (nº 44-45), "Lang en América" (nº 47)…

 

Con su número 57, dedicado a Raoul Walsh, entra en una nueva etapa y se convierte en un libro. A pesar del cambio estético, Nosferatu seguirá manteniendo los mismos elementos: mucha documentación, especialmente el aspecto bibliográfico, fotográfico y filmográfico, además de artículos escritos por diversos especialistas.

El intercambio. Clint Eastwood, 2008

El intercambio. Clint Eastwood, 2008

Contestando a la duda planteada por Simbacar, si, efectivamente aproveché las vacaciones para ver algunas de las películas actualmente en cartelera. Y ya que pides recomendaciones, creo que empezaré comentando la última de Eastwood, porque... ¿Qué mejor forma de empezar el año con una película del gran Clint?   Pese a que "El intercambio" no posee la fuerza innata de otras obras de Eastwood (“Mystic River", “Million Dollar Baby”…), y que incluso tiene algún cabo suelto, ésta es una gran película.

 

 

 

Los Angeles, 1928. Tras semanas de angustiosa espera, Christine Collins (Angelina Jolie) cree haber recuperado a su hijo secuestrado. Pero el niño que ha rescatado la policía no es el suyo. A pesar de unas fuerzas del orden corruptas y de una opinión pública escéptica, calificada de loca e incapacitada, por fin encuentra un aliado en un reverendo presbiteriano (John Malkovich), que la ayudará en su búsqueda...

 

 

Técnicamente irreprochable, con un trabajo de ambientación excelente (Eastwood siempre cuida hasta el más mínimo detalle), una fotografía deliciosa, y perfecto equilibrio en el tono y la progresión dramática, que hace que la película sea emotiva, pero sin caer en el sentimentalismo fácil. ¿Y que decir de ese poderoso retrato a base de flash-backs de lo acontecido en el gallinero? La mirada de Eastwood no puede ser más sutil y demoledora. Ahí aparece el gran cine.

 

En cuanto a las actuaciones, John Malkovich, correcto como siempre; Amy Ryan con un breve pero interesante papel; y una portentosa representación de la locura -casi autista- de mano de Jason Butler Harner. De Angelina Jolie, en cambio, y aunque es cierto que lo hace bien, me esperaba bastante más de ella. Tenía un papel para lucirse y la escrupulosa atención que le dedica Eastwood, el sueño de cualquier actriz. Y simplemente está aceptable. No creo que se merezca el Oscar.

 

Por cierto, magnífico guiño cinéfilo con esa noche de Oscars y la victoria de "Sucedió una noche" ante la "sobrevalorada" "Cleopatra"…

 

 

Feliz Año Nuevo!!!

Feliz Año Nuevo!!!

Como era de esperar, el post de esta semana es para desearos a todos que tengáis una buena noche, que disfrutéis de las últimas horas de este año y que el 2009 venga repleto de suerte y que se cumplan todos vuestros deseos.

Nos vemos en enero, con más cine y con varios post prometidos y largamente esperados... ahí os dejo la sorpresa!

Cuidaros y disfrutad la noche!

 

Onibaba. Kaneto Shindo, 1964

Onibaba. Kaneto Shindo, 1964

En el Japón medieval, la madre y la esposa de un guerrero esperan su vuelta del frente. Sobreviven engañando a los soldados perdidos en los campos, a los que asesinan para luego vender sus pertenencias...

 

Historia pequeña, sin grandes alardes. Pocos personajes, pocos escenarios. Sin embargo, Onibaba es una gran película.

 

Onibaba es un tipo de demonio japonés que se mostraba como una bella mujer para engatusar  a hombres y niños para comérselos. Kaneto Shindô se sirve de este vocablo y de esta idea para ofrecernos una historia de terror fantástico como metáfora del hombre, de sus miedos, de sus instintos, de sus supersticiones.

 

En cuanto a las imágenes de esta película, todas ellas irradian un magnífico talento fílmico: las miradas, el erotismo, el viento y los juncos... Buenos movimientos de cámara, planos de perfecta factura y espectacular fotografía. Todo ello enmarcado por la magnífica partitura de Hikaru Hayashi. No es esteticismo vano, en Onibaba fondo y forma van de la mano.

La Bella y la Bestia. Jean Cocteau, 1946

La Bella y la Bestia. Jean Cocteau, 1946

Ahora que se acercan las Navidades, una época del año muy importante para los niños, creo oportuno hablar de un cuento infantil, aunque la versión escogida sea algo especial.

 

Y es que Jean Cocteau fue, entre otras cosas, uno de los poetas y artistas más activos del Surrealismo. Cuando se decantó por el cine, y con evidente influencia de Dalí, Buñuel y Man Ray, Cocteau logró sintetizar en esta película, “La bella y la bestia”, todas sus obsesiones creativas.

 

Cierto que, desde que Georges Méliès incorporó la fantasía a las películas, la capacidad del cine para dar forma a los sueños del ser humano ha sido una de sus aportaciones más destacadas a la cultura del siglo XX. Pero Cocteau va un paso más allá, ofreciéndonos una historia delicada, irónica, bella, mordaz… la filmografía de Cocteau es imposible de clasificar dentro de las categorías tradicionales.

 

Recomiendo también ver su obra maestra (al menos en lo que a cine se refiere): Orfeo (1950), "un documento realista sobre eventos fantásticos" en palabras del propio Cocteau. En realidad, una transposición a la época contemporánea de la leyenda de Orfeo y su descenso a los infiernos.

La mujer del año. George Stevens, 1942

La mujer del año. George Stevens, 1942

Él (Spencer Tracy) es un reportero especializado en deportes. Ella (Katharine Hepburn), una famosa periodista política que necesita que la recuerden los placeres simples de la vida.

 

“La mujer del año”, primera película que rodaron juntos estos dos grandes intérpretes (y comienzo de su larga relación amorosa), pretende ser una comedia de guerra de sexos entre un hombre y una mujer que se aman intensamente, pero sin renunciar cada uno a sus principios y forma de vivir

 

Aunque la historia es atrayente y divertida en muchos pasajes, el final resulta decepcionante. La temática resulta actual, ya que nos presenta una pareja en la que ambos trabajan y en la que, detalle a destacar, es la mujer tiene mayores éxitos profesionales. En un momento determinado, se plantea el dilema de si la esposa, al convertirse en tal, debe abandonar su carrera laboral en beneficio de la relación matrimonial y el cuidado de la casa. Una idea revolucionaria para la época, ya que el personaje de Tracy aboga porque la mujer sea capaz de compaginar ambas funciones en un equilibrio compensatorio. Sin embargo, Hepburn acabará atada a la cocina, mientras Tracy lee el periódico y bebe una cerveza…

El Cid. Anthony Mann, 1961

El Cid. Anthony Mann, 1961

Dedicamos el post de esta semana a la película con la que Hollywood rindió homenaje a uno de los grandes héroes de la literatura española. Eso si, desde su particular visión y estilo. Históricamente no puedo defenderla, ya que en muchas ocasiones falsea la historia a su antojo y está llena de anacronismos; sin embargo en conjunto deja un buen sabor de boca, mantiene aún su esplendor y fascinación y recrea la historia medieval con un estilo que adopta ciertos códigos del western.

 

“El Cid”, primer largometraje de la factoría Bronston, tiene varios elementos que ayudan a que la película sea buena: la fantástica banda sonora de Miklós Rózsa (responsable también de la música de “Ben-Hur”, por ejemplo), y la magnifica ambientación (decorados, localizaciones, vestuarios...).


Además, la cinta contó con un reparto de lujo, encabezado por un genial Charlton Heston en estado de gracia. Sin él, esta película no hubiera sido la misma. Sophia Loren, que interpreta a Doña Jimena, no está tan lúcida. Y es que entre las actrices, la mejor actuación es la de Geneviève Page (Doña Urraca).

                                                                                      

Curiosamente, el propio Charlton Heston en su autobiografía parece no estar totalmente satisfecho con el resultado final de la película. Sugiere que si la hubiera dirigido William Wyler sería la mejor película histórica jamás realizada. Probablemente la causa de esta crítica se deba a la  debilidad de la trama amorosa en pantalla, porque Mann no se maneja bien con las secuencias románticas, aunque está claro que es un experto en escenas épicas.

 

En cualquier caso, es un buen entretenimiento para una larga tarde de domingo.

Trono de sangre. Akira Kurosawa, 1957

Trono de sangre. Akira Kurosawa, 1957

Akira Kurosawa no sólo fue un gran cineasta, sino también un hombre culto, versátil y con gran capacidad para trasladar la literatura al celuloide, incluso los grandes títulos europeos (aún a pesar de la gran distancia que parecía existir con respecto a la sensibilidad oriental). Así, en 1957 filma su primera adaptación de la obra de Shakespeare: Kurosawa transforma "Macbeth" en la formidable "Trono de sangre". Una película, por cierto, influida por la versión realizada en 1948 por Orson Welles, pero aplicando elementos japoneses extraidos del teatro Nô.

 

¿Qué podemos decir de la impresionante actuación de Toshiro Mifune? El actor nipón interpreta aquí a un Macbeth memorable que recibe una de las muertes más violentas de la historia del cine (y de la que Sam Peckinpah tomó buena nota; al fin y al cabo, ya había manifestado su admiración por el cine de Kurosawa).

 

En cuanto a los aspectos técnicos de la película, la fotografía y la ambientación de "Trono de sangre" son simplemente formidables. También es de destacar que fue la primera película en la que Kurosawa colaboró con el célebre compositor Masaru Sato. Hasta entonces, Kurosawa no había dado excesiva importancia a la música, aunque si es cierto que en alguna ocasión la había utilizado como elemento dramático (por ejemplo, la melodía de "Vivir"). Tras esta primera colaboración, Sato crearía un estilo musical inconfundible para las películas de samurais, que a su vez, serviría de inspiración para Ennio Morricone en sus colaboraciones con Sergio Leone.

Los violentos años veinte. Raoul Walsh, 1939

Los violentos años veinte. Raoul Walsh, 1939

Auténtico clásico que relata los diferente destinos de tres veteranos de la I Guerra Mundial a su regreso a EEUU, y su incursión en el mundo del hampa, donde algunos medrarán con rapidez gracias al contrabando de alcohol provocado por la Ley Seca.

 

Basada en una obra del escritor y crítico de teatro Mark Hellinger, esta película supuso la primera colaboración entre Raoul Walsh y James Cagney (un actor habitual del cine negro, bien arropado aquí por las actuaciones de Humphrey Bogart y de Jeffrey Lynn).

 

La fotografía, a cargo del eminente Ernest Haller ("Lo que el viento se llevó", “Jezabel”), y el magnífico saber hacer de Walsh dan como resultado una combinación de movimientos de cámara muy precisos, primeros planos sobre fondos de gran profundidad, planos sobre fondos claros de excelente contraste, negros intensos junto a blancos brillantes (el collar de Panamá, el vestido de Jane, etc.), y travellings magistrales como el de aproximación a la escena final y el posterior de alejamiento de la misma. Tampoco debemos perdernos pequeños detalles con enfoques singulares (la cafetera, la pistola de Eddie…)

 

Una soberbia y vibrante descripción de los entresijos del delito a cargo de uno de los grandes directores de todos los tiempos.

Viridiana. Luis Buñuel, 1961

Viridiana. Luis Buñuel, 1961

Viridiana surgió a raíz de una fantasía erótica de Buñuel. Así, en la película el viejo Don Jaime (Fernando Rey), utiliza un narcótico para poder abusar de su sobrina, la joven novicia Viridiana. Tras ello, la joven intentará limpiar ese pecado convirtiendo su casa en un albergue para medigos y delincuentes, con el propósito de cristianizarlos y reformar sus bárbaras costumbres. Sin embargo, los acontecimientos toman un cauce muy diferente y Viridiana irá poco a poco perdiendo sus esperanzas. El final de la película es el comienzo de la humanización de Viridiana, quien al sumarse a esa partida de cartas simboliza el definitivo fracaso de sus anhelos de redención.

Viridiana es un reflejo de las obsesiones personales de su director, narrado en clave de tragicomedia: la represión y el erotismo, el fanatismo religioso, la ensoñación desenfrenada y la ironia despiadada.

Como colofón, recordaremos las circunstancias que rodearon su presentación en el festival de Cannes, publicitada por el Ministerio de Turismo como muestra de la interesada y parcial apertura del régimen franquista. Allí, la película gana la Palma de Oro, pero las críticas del Vaticano hacen que ni siquiera llega a estrenarse en España.

 

El arco. Kim Ki Duk, 2005

El arco. Kim Ki Duk, 2005

Un viejo pescador vive en medio del mar con una muchacha a la que recogió cuando era niña, esperando que cumpla 17 años para desposarla. La vida de ambos, mientras tanto, gira en torno a un arco, que les sirve para protegerse de los otros pescadores que recogen, como instrumento musical y para adivinar el futuro. Su apacible vida se complica cuando llega al barco un joven que se enamora de la chica, precipitando los acontecimientos.

 

“El arco” es otra muestra del talento para las fábulas visuales y del uso de la metáfora de Kim Ki-Duk aunque, también hay que decirlo, es una película fallida y de regusto amargo. Intentaré explicar con pocas palabras porqué.

 

El punto de partida, si bien extravagante, es una gran idea desaprovechada por un desarrollo minimalista en exceso (en la propia historia, en la estructura...), y una fotografía muy desaprovechada. La simplicidad de las imágenes busca la belleza pero la consigue en menos ocasiones de las que sería exigible, no emociona, no sorprende, no aporta nada nuevo (ni nada mejor).

 

Después de la magnífica “Hierro 3”, este nuevo filme de Kim Ki Duk decepciona…

La cena de los idiotas. Francis Veber, 1998

La cena de los idiotas. Francis Veber, 1998

Para Perre Brochant y sus amigos, el miércoles es el día de los idiotas. El principio es simple: cada uno debe llegar a la cena acompañado de un idiota. El que consiga llevar el idiota más espectacular de todos, es el ganador. Esta noche, Brochant está pletórico: ha encontrado una auténtica joya. Un idiota redomado. ¡El campeón mundial de los idiotas! Su nombre es François Pignon, un aburrido contable obsesionado con sus construcciones hechas a base de cerillas. Lo que Brochant desconoce es que Pignon es un auténtico gafe, un maestro en el arte de provocar catástrofes...

 

Estrenada casi en el anonimato, esta comedia “cruel” estuvo más de un año en cartel en las salas de cine, porque es un ejemplo de lo que deberían ser todas las comedias. Aporta un sentido del humor magnífico y que no insulta la inteligencia del espectador, y está poblada de innumerables gags antológicos (sobre todo los relacionados con el teléfono).

 

En cuanto al reparto, todos los actores están soberbios, aunque sin duda el mejor de todos es Jacques Villeret, quien realiza el mejor papel de su carrera. Y digo esto desde el convencimiento que no creo a nadie capaz de igualar la mezcla de estupidez y ternura que Villeret logra transmitir.

 

Si no te gusta el cine francés, esta puede ser una gran excepción. Porque...¿quién es el verdadero idiota?

The Three Littel Bops. Friz Freleng (1956)

The Three Littel Bops. Friz Freleng (1956)

Hoy tenemos un post peculiar: una genial versión de la Warner Bros sobre el cuento infantil“Los tres cerditos”, con música de Jazz de Shorty Rogers.

 

Aunque resulte paradójico, no podemos olvidar que los dibujos animados fueron el género de cine que mejor ha conectado con el jazz y más ha favorecido su difusión, desde que este estilo musical naciera en la década de 1920 en Nueva Orleáns.

El jazz cumplió un doble papel en los dibujos de la Disney, la Warner Bros o la Universal: en primer lugar, sirvió de fuente de inspiración para narrar historias y, de otro lado, fue el jazz quien proporcionó el ritmo interno a cada episodio animado.

En este sentido, debemos destacar la labor de los hermanos Fleischer, pioneros en recurrir al jazz no solo como acompañamiento de los dibujos, sino protagonista absoluto: primero escogían una canción (normalmente ya popular) y después armaban una historia a su alrededor. En algunos casos, incluso músicos como Ethel Merman, Rudy Valley, los Mills Brothers, y Louis Armstrong aparecieron en los dibujos producidos por los Fleischer.

Unas pequeñas obras de arte que hoy podemos rescatar gracias a Youtube. Aquí os dejo una lista (con sus correspondientes enlaces) de los más significativos. ¡Disfrutad!

 

-         The Three Littel Bops

-         http://www.youtube.com/watch?v=-gD_AbxUwZk

 

-         All the Cats Join In (1946)

-         http://www.youtube.com/watch?v=HzXIekb0WOI&feature=related

 

-         King of Jazz (1930)

-         http://www.youtube.com/watch?v=p9I8meUN3AU

 

-         Music Land

-         http://www.youtube.com/watch?v=e9tnQ3kKifE

El ojo de la aguja. Richard Marquand, 1981

El ojo de la aguja. Richard Marquand, 1981

Londres, II Guerra Mundial. Henry Faber (Donald Sutherland), oficial del ejército británico, es admirado y respetado por compañeros y vecinos.  Pero Faber tiene una doble vida: es un infiltrado alemán, que reúne información relevante sobre las tropas aliadas a las órdenes del general Patton y sobre el plan para el desembarco de Normandía. Inteligente, despiado y frío, "La aguja" (apodo que recibió por su habilidad para asesinar con un estilete) se prepara para volver a Berlín y sólo el tesón de una mujer (Kate Nelligan) logrará descubrirle y salvar a su familia... y a su país.


Basada en una de las novelas sobre espionaje e intriga política "clásicas" de Ken Follet, "El ojo de la aguja" (también llamada "La isla de las tormentas" en España) tiene buenos motivos para convertirse en una de las películas favoritas de todos los amantes de este género: un guión bien estructurado y creíble, una tensión creciente, un buen tratamiento psicológico de los personajes, una magnífica fotografía (especialmente de los paisajes escoceses donde se rodó) y una actuaciones sobresalientes. El papel de la mujer es el más intenso, ya que da pie a que se plantee una lucha feroz entre su coraje y capacidad de sacrificio y la astucia del espía.

Eso si, en este filme hay un gran error histórico: la aparición de un helicóptero... a pesar de que en el año en que trascurre la acción de la película aún no se habían inventado!

Como curiosidad final, la labor de dirección de Richard Marquand en esta película le valió el encargo de dirigir "El retorno del Jedi" (1983), de la serie Star Wars.