Blogia

cineblog

La boda del Monzón. Mira Nair, 2001

La boda del Monzón. Mira Nair, 2001

A Lalit Verma los preparativos de la boda concertada de su hija le lleva al borde de un ataque de nervios... y de la quiebra. El novio, ingeniero en Texas, vuelve a la India para conocer a la novia, quien a su vez está enamorada de un presentador de televisión. ¿Podrá convertirse la boda concertada en una boda de amor? Al tiempo que van llegando los familiares (repartidos por todo el mundo) se añaden nuevas narraciones y puntos de vista.

 

Los previos de este elegante enlace en Nueva Delhi sirven de excusa para mostrarnos los conflictos que se viven en la sociedad india entre generaciones partidarias de seguir las tradiciones y otras defensoras de la modernidad. ”La boda del monzón” es una buena forma de acercarse a un sector social y cultural de un país que empieza a descubrirse como una potencia en muchos aspectos. No en vano en la propia película se pueden entrever factores de desarrollo en campos como la industria cinematográfica, las telecomunicaciones, la informática...

 

La película tiene el valor de acercarnos a la imaginería de una India plural. La directora es licenciada en sociología,  por lo que es capaz de profundizar con acierto en las costumbres familiares y en sus caracteres, aunque en algún momento pueda resultar previsible en ciertos tópicos narrativos. Eso si, hay momentos de gran belleza e intensidad emocional. El tratamiento de la luz y del color es sencillamente magistral. Y por supuesto, destaca la música, elemento imprescindible del cine indio.

 

En resumen, una muy agradable comedia romántica a varias bandas, muy apropiada para el verano.

Pier Paolo Pasolini

Pier Paolo Pasolini

Pier Paolo Pasolini (Bolonia, 1922-1975) destacó con rapidez en la escena política como miembro del partido comunista italiano, lo que le valió ser detenido por las tropas alemanas cuando ocuparon Italia durante la II Guerra Mundial, aunque en 1943 logró escapar del campo de prisioneros al que le habían enviado. Ya en 1950, se traslada a Roma, donde ingresa en su selecto mundillo literario, con diversas obras (poesía, ensayo, historia) influidas por el pensamiento marxista de Antonio Gramsci.

 

Los comienzos de Pasolini en el cine se producen con los títulos, “Accatone” (1961) y “Mamma Roma” (1962), obras neorrealistas, centradas en ambientes y personajes marginales, aquellos en los que Pasolini confía como protagonistas de una hipotética revolución. La sociedad italiana se erige en el centro del análisis y críticas del realizador en sus siguientes obras, “Teorema” (1968) y “La pocilga” (1969), mezcla de temas religiosos y profanos, una constante obsesiva en su obra y que aparece por primera vez en “El evangelio según san Mateo” (1964). También se atreve con adaptaciones de clásicos literarios, como “Medea” (1970), de Eurípides; “El Decamerón” (1971), de Giovanni Boccaccio; “Los cuentos de Canterbury” (1972), de Geoffrey Chaucer; “Edipo rey” (1967), de Sófocles, o “Las mil y una noches” (1974), sobre el clásico de la literatura árabe.  

 

Los ambientes degenerados, sucios, patéticos; los personajes feos, oscuros, faltos de valores morales y éticos llenan por completo su cine. Su última película, “Salò o los 120 días de Sodoma” (1975), expresa su pesimismo sobre la liberación sexual y social.

 

Pasolini fue asesinado en Ostia en 1975, en circunstancias no esclarecidas, barajándose como móviles del crimen los políticos.

Utamaro y las cinco mujeres. Mizoguchi, 1946

Utamaro y las cinco mujeres. Mizoguchi, 1946

Kitagawa Utamaro (1753-1806) fue un célebre pintor japonés especializado en retratar a mujeres, siendo en los prostíbulos de Tokio donde se encontrará a sus mejores modelos. Pero su compromiso con el arte también tendrá sus riesgos…

 

En 1804, en la cima de su carrera, el auténtico Utamaro fue acusado de indignidad por publicar unos grabados, bajo el título de "Hideyoshi y sus 5 concubinas", sobre una novela histórica prohibida; en consecuencia, fue sentenciado a pasar 50 días esposado, sin poder pintar, prohibición que le avergonzó y marcó hasta tal punto que hundió su carrera, muriendo poco después.

 

En cuanto a la película de Mizoguchi, se entrelazan dos elementos temáticos primordiales: el arte (y la reflexión acerca de la creación estética, la inspiración, la belleza, las relaciones del artista con el poder económico y político, la censura, etc.) y el amor, ya que Utamaro está rodeado por una serie de personajes que viven de distintas maneras ese sentimiento. A pesar de la estupenda recreación histórica, de escenas de enorme belleza y del buen hacer de los actores, en la parte final de la historia se percibe cierta falta de cohesión entre esos dos ejes, debido a carencias del guión.


En cualquier caso, una pequeña joya del cine japonés, que abrió camino para largometrajes, más o menos ajustados a la realidad, sobre artistas plásticos de fama mundial, algunos de ellos ya comentados en este mismo blog (sección “Arte”). A saber: "Moulin Rouge", de John Huston, USA 1952, sobre el pintor francés Toulouse-Lautrec; "El loco del pelo rojo", de Vicente Minnelli, USA 1956, sobre Van Gogh; "Los amantes de Montparnasse", de Jacques Becker, Francia 1958, sobre Modigliani; "El tormento y el éxtasis", de Carol Reed, USA 1965, sobre el genial Michelangelo Buonarroti; "Andrei Rublev", de Andrei Tarkovsky, Rusia 1966, sobre el pintor ruso Andrei Rublev; "El sol del membrillo", de Víctor Erice, España 1992, acerca del pintor español Antonio López; "Sobrevivir a Picasso", de James Ivory, GB 1996; "Pollock", de Ed Harris, USA 2000; "Ebrio de mujeres y pintura", de Im Kwon-Taek, Corea del Sur 2002, acerca del pintor coreano Jang Seung-up (Oh-won); "Frida", de Julie Taymor, USA 2002, sobre la mexicana Frida Kahlo; "La joven de la perla", de Peter Webber, GB 2003, sobre el holandés Vermeer; "Los fantasmas de Goya", de Milos Forman, España 2006; “Goya en Burdeos”, de Carlos Saura, 1999; o "Klimt", de Raúl Ruiz, GB 2006.

El Señor de los anillos: la comunidad del anillo. Peter Jackson, 2001

El Señor de los anillos: la comunidad del anillo. Peter Jackson, 2001

Lo primero que pensé cuando un director tuvo el valor para llevar la magnífica novela de J.R.R.Tolkien a la pantalla fue que no conseguiría transportar toda la magia del libro... Debo decir que en gran parte me equivoqué: la esperada adaptación cinematográfica no defraudó a casi nadie. Jackson y su equipo consiguieron lo más difícil: ambientar de forma brillante un mundo fantástico que cada lector teníamos perfectamente construido en nuestra imaginación.

 

Un comienzo absorbente, con una buena definición de la mitología tolkiniana. Casi todos los actores fueron muy bien escogidos y se adaptan magníficamente a su personaje; la Comunidad está excelentemente caracterizada, pero destaca ante todo Ian McKellen con su soberbia interpretación de Gandalf.

 

El vestuario, el maquillaje y la fotografía son maravillosos; cada detalle fue cuidadosamente calculado para estar a la altura de las expectativas. Y, sobre todo, unos bellísimos escenarios: Nueva Zelanda ya es la Tierra Media.

 

A pesar de ser una magnífica adaptación, se pueden hacer algunas objeciones… Uno de los logros de Jackson fue convencer a los productores para mantener el formato de trilogía, pero de todas formas se hizo necesario recortar algunas partes. Así, la película se mantiene bastante fiel al libro, aunque obvia algunas escenas interesantes (por ejemplo, el encuentro con Tom Bombadil). Otro punto en su contra son algunos efectos especiales demasiado espectaculares.

 

En cualquier caso, no nos podemos abstraer de lo que significa esta película dentro del género aventuras y fantasía. La película es una epopeya que atrapa al espectador y le contagia cada sentimiento que transmite: valor, coraje, solidaridad, compañerismo, aventura, amor...

Mogambo. John Ford, 1953

Mogambo. John Ford, 1953

Victor Marswell (Clark Gable) es un cazador profesional que, durante el transcurso de un safari en África, se ve dividido entre el amor de dos mujeres muy diferentes: una joven y elegante mujer casada (Grace Kelly) y una apasionada morena de turbio pasado (Ava Gardner).

 

Todo un clásico del cine de aventuras que, en realidad, es el remake de "Red Dust", largometraje dirigido en 1932 por Victor Fleming y que ya entonces contó con Clark Gable como protagonista. La principal diferencia es que aquella primera versión estaba ambientada en Indochina. El cambio de escenario se debe a una cuestión comercial: a principios de los 50 las películas ambientadas en África estaban en pleno auge (“Las minas del rey Salomón”, etc.). Mogambo se rodó en parajes naturales, resultando una impresionante labor de fotografía.

 

Destacan las actuaciones femeninas (incluso la de Grace Kelly, que aquí demuestra ser algo más que una muñeca de porcelana), ambas perfectas en sus distintos roles. Paradójicamente, Ford había escogido en primer lugar a la pelirroja irlandesa Maureen O’Hara, pero en el último momento Ava se hizo con el papel y lo bordó, la propia actriz reconoció más tarde que fue la película de su vida. Clark Gable, correcto como siempre, aquí se limita a disfrutar de su papel de casanova.

 

Como curiosidad, un apunte cómico-histórico: en España se estrenó en pleno franquismo, con lo que ello significaba: la censura española alteró el doblaje para ocultar el adulterio que Clark Gable intentaba cometer con Grace Kelly. Pero a los avispados censores no se le ocurrió mejor solución que convertir a los personajes de Grace Kelly y Donald Sinden (marido y mujer en la pantalla) en… ¡hermanos!, con lo cual el adulterio se convertía en un morboso incesto!

Una noche en Casablanca. Archie Mayo, 1946

Una noche en Casablanca. Archie Mayo, 1946

Parodiando al "Casablanca" de Humphrey Bogart, los hermanos Marx se enfrascan en una de sus surrealistas aventuras, aquí salvando un tesoro escondido en un hotel del que los nazis quieren apropiarse y donde ser nombrado director significa ser sentenciado a muerte.

 

Lo mejor, como siempre, el humor corrosivo de las frases de Groucho Marx, además de varios sketchs divertidísimos, como el del equipaje o el de la pista de baile (éste último, por cierto, un remake del camarote de “Una noche en la ópera”).

 

Humor delirante, absurdo, inteligente, pero que no está a la altura de sus obras maestras (“Sopa de Ganso”, “Un día en las carreras”, etc.); en parte debido a la situación personal de los Marx, que llevaban 5 años apartados del celuloide, y en parte a la escasa experiencia en el terreno de la comedia de su director. Para quien no sea, aún, fan de los Marx, recomendaría empezar por alguna otra de las películas anteriormente citadas.

Tres vidas errantes. Fred Zinnermann, 1960

Tres vidas errantes. Fred Zinnermann, 1960

Australia, 1920. Una familia de origen irlandés, formada por Paddy Carmody (Robert Mitchum), su esposa Ida (Deborah Kerr) y el hijo adolescente de ambos, Sean (Michael Anderson Jr.), sobrevive aceptando los trabajos ocasionales que se les ofrecen hoy aquí y mañana allá. La falta de medios y de trabajo estable no les permite establecerse en un lugar en el que echar raíces, como les gustaría.

La cinta adapta la novela "Sundowners” del australiano Jon Cleary. La obra propone una reflexión sobre las relaciones familiares en situaciones extremas de fatiga y adversidad. Es interesante ver cómo se distribuyen las tareas entre hombre y mujer, cuáles son los roles que asumen, y en qué medida es artificiosa la división convencional entre lo masculino y lo femenino. La obra se erige en elegía de la libertad, la familia y la grandeza del trabajo. El toque de humor lo pone el personaje de Rupert Venneker (magnífico, como siempre, Peter Ustinov), aventurero de larga trayectoria, ocurrente, avispado y socarrón.

 

La fotografía, de Jack Hildyard, se recrea en espacios amplios y abiertos, como corresponde al continente australiano, aportando trascendencia al relato. La música, de Dimitri Tiomkin, solemne y exhuberante, da a la película unos ribetes épicos de los que en realidad carece.

 

Entretenida, sin más.

El hombre de las pistolas de oro. Edward Dmytryk, 1959

El hombre de las pistolas de oro. Edward Dmytryk, 1959

En el pequeño pueblo ganadero de Warlock viven bajo la amenaza constante de una banda de forajidos. Para intentar resolver el problema, los ciudadanos eligen como sheriff a Clay Blaisdell (Henry Fonda), un célebre pistolero profesional que siempre viaja con un matón llamado Tom Morgan (Anthony Quinn). De forma paralela, un antiguo miembro de la banda, Johnny Gannon (Richard Widmark), ha sido nombrado sheriff adjunto, lo que le enfrentará a Clay.

 

Con una trama en principio bastante predecible, basada en el relato de Oakley Hall, es una historia de venganzas, conflictos de poder y antiguos rencores, con un sorprendente desenlace final. Lo más interesante de la película es la amistad entre Clay Blaisdell y Tom Morgan, y su evolución hasta el trágico desenlace en la mesa de juego del French Palace, donde Clay da un discurso marcado por el dolor; unas impresionantes palabras donde el personaje parece hablar por el propio director para cargar contra la hipocresía de la sociedad (Edward Dmytryck fue víctima de la famosa “caza de brujas” contra miembros y simpatizantes del partido comunista americano).

La ola. Dennis Gansel, 2008

La ola. Dennis Gansel, 2008

California, 1967. El profesor Ron Jones no supo que responder ante la pregunta de uno de sus alumnos: ¿Cómo es posible que el pueblo alemán alegue ignorancia a la masacre del pueblo judío? Jones decidió hacer un experimento con sus alumnos: instituyó un régimen de extrema disciplina en su clase, restringiéndoles sus libertades y haciéndoles formar en unidad. El nombre de este movimiento fue The Third Wave. Ante el asombro del profesor, los alumnos se entusiamaron hasta tal punto que a los pocos días empezaron a espiarse unos a otros y a acosar a los que no querían unirse a su grupo. Al quinto día Ron Jones se vio obligado a acabar con el experimento antes de que llegara más lejos. El director Dennis Gansel ha trasladado esta experiencia real a un instituto alemán de nuestros días. El resultado es “la ola”.

        
El mayos lastre de la taquillera película de Gansel es que es tremendamente tramposa en su desarrollo. La gran velocidad con la que los alumnos (demasiado estereotipados, por cierto) se vuelven fanáticos de ‘La ola’ supone un serio problema de verosimilitud. El director intenta, sin conseguirlo, hacer creer al público en tan sólo dos o tres escenas que la enorme transformación de los personajes es posible gracias a los problemas personales de cada uno y de la necesidad de los jóvenes de sentirse protegidos dentro de un grupo. Gansel tampoco termina de hacer creíble que el profesor Wenger se sienta cómodo ejerciendo de líder por cuestiones de autoestima. Si el guión no hubiera fallado en esos dos aspectos (que son básicos), el resultado sería más sólido y convincente.


Además, el guión resulta demasiado previsible conforme avanza la trama, hasta culminar en un final muy trillado. Por si esto fuera poco, ni las actuaciones ni los aspectos técnicos resultan reseñables.

 

Aún así, incómoda de ver a ratos pero muy reveladora otros, "La Ola" supone un interesante acercamiento a un tipo de cinematografía en boga hoy día, que pretende hacer pensar al gran público. Lo que este filme intenta transmitir es la facilidad con que puede germinar el totalitarismo en una sociedad que, por sus circunstancias, es carne de cañón para el resurgir de dicho fenómeno. Para los alemanes de los años 30 los problemas eran la crisis económica y política, el desempleo, la inflación y sus consecuencias.

 

La pregunta es: ¿Podría repetirse una situación tan extrema en nuestra actual Europa?...

Greta Garbo

Greta Garbo

Hoy hablaremos de uno de los mitos por excelencia de Hollywood. La actriz que sucumbió a su propia leyenda y se negó a envejecer delante de las cámaras.

Hoy día ya nadie se plantea si los guiones que le ofrecían podían sacar partido de su talento interpretativo o si los directores que trabajaron con ella fueron los más adecuados. Greta Garbo, “La Divina”, encarnó mejor que ninguna otra, la belleza, el misterio y el glamour del cine.

Nacida en Estocolmo en 1905, Greta Lovisa Gustafsson comenzó sus pinitos en la industria cinematográfica local haciendo anuncios y como extra en cortometrajes. Pronto el mejor director sueco del momento, Mauritz Stiller, se fijaría en ella y la convertiría en la protagonista femenina de su principal película, “La saga de Gösta Berling” (1924). El siguiente paso fue EEUU, donde triunfaría desde su primer film y se convertiría en una estrella, gracias a películas como “Anna Karenina” (de la que rodaría dos versiones: una muda y otra, años más tarde, hablada).

La década de los 30 supone su época de mayor esplendor, rodando una serie de filmes dramáticos en los que solía encarnar a mujeres misteriosas, de fuerte carácter y tormentoso pasado, como Anna Christie”, “Mata Hari”, “la reina Cristina de Suecia” o “Margarita Gautier (la adaptación de la novela de Dumas “La dama de las camelias”).

A pesar de su pequeña participación en ella, hemos de destacar “Grand Hotel”, una cinta dirigida por Edmund Goulding en 1932, pues por primera vez se utilizaba la formula de reunir a varias estrellas en la misma película a través de un argumento coral que permitiera el lucimiento de todas ellas.

Considerada el rostro más perfecto del celuloide, que William Daniels, su director de fotografía, sabía destacar gracias a una cuidada iluminación, Garbo tenía una voz profunda y ronca que se convertía en otra de sus señas de identidad una vez que los productores se atrevieron a hacerla hablar en pantalla. Dada su buena acogida, la comedia “Ninotchcka” (rodada en 1939 por Ernst Lubitsch), fue publicitada con un rotundo “¡Garbo ríe!”.

Ninotchcka fue su último gran triunfo. En la cúspide de su popularidad, con sólo 36 años, Garbo se retiró de la vida pública con la frase “Quiero estar sola”. Vivió el resto de su vida en Nueva York, pero evitando cualquier contacto con los medios. Fue nominada al Oscar como mejor actriz en varias ocasiones, aunque nunca lo consiguió, y cuando la Academia quiso otorgarle uno honorífico en 1954, ya era demasiado tarde: Garbo lo rechazó. Murió en 1990.

Some like it hot. Billy Wilder, 1957

Some like it hot. Billy Wilder, 1957

[Some Like It Hot] is known nowadays being a film that has people bursting out with laughter and then being told by their companions to shut up so they can hear the next line.

Wilder remembered a silly German film (“Fanfaren der Liebe”, 1951) in which two guys who want to work as musicians can’t get a job in a male band, dress up as women, and join a girl’s band. The film had done no business at all but it had stuck in his head somehow. But there are some changes in Wilder’s version. The film starts like a gangster film.The film was deliberately constructed so that the first few minutes the audience would be saying, "What is this? Why’s it called Some Like It Hot? It sounds playful when it’s not looking playful at all." But then there a few laugh moments, when you discover what’s in the hearse.

Talking about the mixture of genres going on this movie, it’s important to remember David O. Selznick’s reaction: "Billy, you can’t do that." Wilder cocked an eyebrow and took it as a provocation. He said, "I can’t do it, Mr. Selznick? I can’t do it?” "You have to understand. You can frighten the life out of Americans and you can give them a very good, funny time; but, be careful about confusing the two."

And what about the cast? Jack Lemmon is probably the person people most associate with the film and it’s the most outrageous performance. And them, it was Marilyn Monroe... Wilder had worked with Marilyn before on a film called “The Seven-Year Itch” and they had a terrible time. Marilyn needed 60-70 takes just to get the right line.

Another question I would ask about the film is the last line, one of the great last lines. Is it just a get-off? A way to end the film, in other words? The question is open... mind your word!

Gran Torino. Clint Eastwood, 2009

Gran Torino. Clint Eastwood, 2009

Walt Kowalski (Clint Eastwood) es un veterano de la guerra de Corea, trabajador jubilado del sector del automóvil. Su máxima pasión es cuidar de su más preciado tesoro: un coche Ford Gran Torino de 1972. Inflexible y con una voluntad de hierro, Walt vive en un mundo en perpetua evolución, pero las circunstancias harán que se vea obligado, por sus vecinos inmigrantes, a enfrentarse a sus antiguos prejuicios.

 

La última película de Eastwood en un principio puede resultar extraña, porque hay escenas que provocan la carcajada. Y para quien vaya a verla pensando en su protagonista como un tipo duro, puede desubicarle. Aunque a quienes somos seguidores acérrimos no nos sorprende tanto pues Clint ya explotó su veta cómica en cintas como “La leyenda de la ciudad sin nombre” (un musical), “Duro de pelar” (donde su “compañero” era un orangután) o “Cadillac rosa”.

 

Volviendo a Gran Torino, y aunque admito que no está a la altura de algunas de sus joyas (estoy pensando en la soberbia “Million Dollar Baby, por ejemplo), es una buena película y sobre todo es absolutamente coherente con su trayectoria y las temáticas que elige como director: la vejez, el miedo a la soledad, el desarraigo familiar, las segundas oportunidades, la redención, el aprendizaje a lo largo de la vida, la relación maestro-alumno (o padre-hijo) y el perdón y la muerte (hay que ser muy valiente para tener la edad de Clint y hablar con esa tranquilidad).

 

Quizá algunos aspectos están basados en estereotipos (estoy pensando por ejemplo, en como presenta a la raza negra o los latinos) pero hay que entender que el guión se centraba en ese enfrentamiento con los fantasmas del pasado de un veterano de la guerra de Corea y por tanto a quien dedica tiempo y trabajo para mostrar esa evaluación es precisamente a los asiáticos. Un mejor tratamiento de las otras, si bien hubiera sido muy interesante, habría sido desviar la trama central de forma inútil. Por cierto, magnífica la joven protagonista. Habrá que seguirle la pista porque dará mucho que hablar en los próximos años.

 

Por otro lado, y aparte de un par de momentos “Harry el sucio” totales que hacen la delicia de cualquier “eastwoodista” ;-), el último tercio del largometraje muestra la mano magistral de Clint en todos los aspectos: la iluminación, la atención a los detalles, el mostrar los sentimientos sin necesidad de decir nada, tan sólo con un gesto, un gruñido o una mirada… y ese final, absolutamente sobrecogedor, el sacrificio total y generoso por alguien a quien apenas acaba de conocer pero a quienes ya quiere sin reservas. Amor. Con mayúsculas. Nada de tonterías de parejas. No. Amor. Dar TODO por quien realmente te importa. Lo que cuenta, al final, es lo que haces con tu tiempo para dedicárselo a los tuyos. Y los tuyos no tienen por qué ser de tu misma sangre (¿qué es en realidad familia? Que nos une? La familia viene impuesta, los amigos y compañeros de la vida los eliges tú.). Toda una lección de cómo dar sentido a tu vida.

 

Gracias, Clint.

La búsqueda de la objetividad de Vertov

La búsqueda de la objetividad de Vertov

Vertov, que había estudiado en el Instituto de Psiconeurología de Moscú, pretendía crear un sistema musical basado en los sonidos que se producían en el medio humano... Y así se dio cuenta de lo decisiva que era la noción de ritmo (musical y cinematográfico).

 

Escribe entonces un conjunto de artículos sobre el cine, con una serie de ideas repetidas de manera casi compulsiva:

 

1. Ataque directo al cine melodramático, que no es nada más que una narración inventada, que no conduce a nada, que son perjudiciales para la sociedad.

 

2. Defensa de un cine con imágenes trascendentales, en el que el director sea capaz de proyectar más allá de esas imágenes la manera de relacionarse las clases sociales. El cine como vía de comunicación de ideología.

 

Para ello el cine debe apoyarse no en la visión del ojo humano sino en la visión de la cámara, porque el ojo humano es imperfecto y parcial. Sin embargo la “cámara milagrosa”, puede ofrecer una visión global de todo, es omnipotente y omnisciente, a diferencia de la imperfección del ojo humano. Así que es la cámara la que debe filmar. El operador es un mero instrumento a su servicio. El realizador lo único que debe hacer es montar las imágenes filmadas por la cámara. Es decir, Vertov defiende la idea contraria al montaje de atracciones de Einsenstein.

 

Defiende un cine sin argumentos, sin actores, sin textos explicativos, sin ensayos, sin decorado, sin puesta en escena. Es lo que Vertov denomina Cine-ojo. Entre 1922 y 1925 Vertov realizó el Kino-pravda (cine-verdad), que son un conjunto de documentales y noticiarios. El Kino-pravda está en la base del “cinemà-veritè” francés.

 

Y en 1929 realiza su gran obra maestra, “El hombre de la cámara”, una película en la que la cámara se convierte en ese ser omnipotente, y que “narra” la historia de una joven cineasta que sale a la calle y comienza a rodar de forma improvisada. Cuando consigue proyectarla en un cine se nos muestra lo que ya hemos visto, es decir, es el cine dentro del cine.

Uno, dos, tres. Billy Wilder, 1961

Uno, dos, tres. Billy Wilder, 1961

C.R. MacNamara (James Cagney), representante de una multinacional de refrescos en Berlín Occidental, sueña con introducir el producto, uno de los más famosos del mundo capitalista, en la URSS. Sin embargo, cuando su jefe le encarga cuidar a su alocada hija adolescente durante unas vacaciones, MacNamara ve peligrar su vida y sus aspiraciones.

 

Basada en una comedia en un acto del húngaro Ferenc Molnar (1930), el film subyace por debajo esa acidez y ese humor corrosivo que caracterizaron a Wilder. El trasfondo es una visión de los dos mundos contrapuestos que iban a dividir el planeta en aquello que se llamó "telón de acero".

 

James Cagney sirve de maestro de ceremonias en una comedia trepidante y caústica, escoltado por un catálogo de personajes inolvidables. Capitalistas y comunistas en ua farsa punzante que se cose sin suturas a una historia de amor entre la encantadora y descerebrada Pamela Tiffin, y Otto, un joven comunista lleno de retórica e idealismo.

 

“Un, dos, tres” es un largometraje imprescindible, aunque hay que verla un par de veces por lo menos porque son tantos chistes y a tanta velocidad que no te da tiempo a asimilarlos todos.


Para quien guste de las curiosidades, un apunte: la película incluye citas cultas (Shakespeare), cinéfilas ("Lo que el viento se llevó", "Espartaco"...) y en la banda sonora, de André Previn, se incluyen fragmentos de la "Danza del sable" (Khachaturian), "Las Walkyrias" (Wagner), y del rock ("Itsy-Bitsy Teeny-Weeny").

Premio virtual

Premio virtual

El post de hoy lo aprovecharé para dar las gracias a A.Garcia, del blog Aula Musical, por concederme el premio virtual Blog de oro. Muchas gracias!

 

Siguiendo las normas del premio, ahora yo lo concedo a los siguientes blogs (como veréis, hay bastante diversidad, pero todos ellos muy interesantes y educativos). Que os aproveche su lectura!:

 

Jazz-blog http://sopadehielo.blogspot.com/

II Guerra Mundial http://2gmblog.blogspot.com/

Vida de profesor http://vidadeprofesor.blogia.com/

Mundo Neanderthal http://neanderthalis.blogspot.com/

Historia del arte http://tom-historiadelarte.blogspot.com/

Restauradores de arte http://www.restauradoresdearte.blogspot.com/

Biblioteca de Idiomas http://blog.educastur.es/biblioeoio/

English’ corner http://blog.educastur.es/javiermenendezeoiluarca/

Ratón de biblioteca http://ratonesdebiblioteca.blogspot.com/

Cine-historia http://www.cinehistoria.com/

Fifty Dead Men Walking. Kari Skogland, 2009

Fifty Dead Men Walking. Kari Skogland, 2009

Esta semana se estrenará, al fin, la polémica cintaFifty Dead Men Walking”, basada en la historia real de Martin McGartland, un activista del IRA que durante la década de los 80 y 90 fue en realidad un infiltrado de la seguridad británica.

En la actualidad, McGartland  vive bajo identidad secreta en paradero desconocido. El título de la película se deriva de sus memorias, pues asegura que la información que entregó a los británicos salvó al menos 50 vidas durante el conflicto.

Polémica real o publicidad calculada, quien lo sabe, la película ha generado una gran expectación desde su reciente presentación en el Festival de Cine de Toronto, donde estuvo a punto de no estrenarse, pues el propio McGartland intentó impedirlo en los tribunales alegando que su papel se había falseado.

Luego fue la actriz protagonista, Rose McGowan (de padre irlandés y madre francesa) la que avivó el fuego con unas declaraciones en las que mostraba sus simpatías hacia el IRA: “Imagino que, si hubiera crecido en Belfast, habría estado cien por cien en el IRA. Mi corazón se acaba de romper por la causa. La violencia no debe practicarse a diario y no aporta una respuesta a los problemas, pero la entiendo”. Rápidamente tanto la directora como los productores se han desmarcado de la actriz: “No apoyamos ni compartimos las opiniones personales de las personas asociadas a la producción, que no reflejan el punto de vista del filme, justo y sin prejuicios”.

Por si fuera poco, un rumor asegura que antiguos miembros del IRA trabajaron como asesores de la producción. De hecho, uno de los puntos fuertes del film es haber sido rodado en los exteriores auténticos, en las calles de Belfast, lo que generó numerosos problemas y presiones al equipo de rodaje.

El reparto está compuesto por Jim Sturgess (que encarna a McGartland), Ben Kingsley (su enlace con el MI5 británico), la ya mencionada Rose McGowan y Natalie Press. Para quien tenga curiosidad, el trailer puede verse en Youtube.

Sobre si el largometraje llegará o no a las pantallas españolas, nada se sabe aún…

Pollock: la vida de un creador. Ed Harris, 2000

Pollock: la vida de un creador. Ed Harris, 2000

Artistas geniales, y amantes incompatibles, Jackson Pollock y Lee Krasner son parte activa de la revolución artística del Nueva York de los años cuarenta. Pollock, gracias al apoyo incondicional de Lee, pronto se convierte en el referente absoluto de la nueva abstracción. Pero la fama y fortuna pasan factura al carácter inestable de Pollock, quien empieza a sufrir graves desórdenes emocionales y crisis existenciales.

 

“Pollock”, su debut tras las cámaras, es un proyecto personal de Ed Harris, quien dedicó 10 años a prepararlo. Realizar una biografía, más aún cuando se trata de un personaje tan complejo como un artista, tiene un alto riesgo: a veces no llegamos a conocernos a nosotros mismos, ¿Cómo atreverse entonces a ponerse en la piel del otro? Sin embargo, Ed Harris realiza una interpretación soberbia, llena de fuerza, por la que fue nominado al Oscar. Sin embargo, el premio se lo llevó Russell Crowe por la pésima "Gladiator".

 

En cuanto a los secundarios, hay que destacar en primer lugar a Marcia Gay Harden, que interpretaba a Lee Krasner (una artista que, paradójicamente, creó sus mejores obras una vez que se separó de Pollock); y también a Amy Madigan, en el papel de la mecenas Peggy Guggenheim. En cuanto a Val Kilmer, creo que fue una mala elección, pues sus apariciones restan intensidad y credibilidad a la conversación.

 

Un largometraje imprescindible para comprender la complejidad de la creación artística y de cómo están interconectados los múltiples factores externos con el yo del artista: las escenas de Pollock (Ed Harris) moviéndose sobre el lienzo y dejando gotear, a veces con mimo, a veces con furia, la pintura sobre él (su famosa técnica del “dripping”), son magníficas.

Jean Cocteau

Jean Cocteau

La carrera artística de este peculiar intelectual comenzó dentro del mundo poético pero pronto se le quedo pequeño, extendiendo sus ambiciones a otras artes.

 

Nació en 1889 y ya desde joven demostró su ductilidad para todo tipo de artes, manifestando en todas sus obras su peculiar visión de la vida y del amor. Fue poeta, novelista y dramaturgo de éxito. La vida cultural de París pasaba por sus manos. Pero hasta 1931 no hizo su entrada en el mundo del celuloide con ’La sangre de un poeta’ que se convirtió instantáneamente en una bandera del surrealismo. Pero su labor creativa como director de cine siempre fue para él algo secundario y por ello no tuvo un desarrolló constante en este campo.

Otra de sus grandes películas fue "La bella y la bestia", un largometraje de enorme influencia en el mundo artístico y que destaca, entre otros muchos detalles, por la original y onírica ambientación del castillo de la bestia.

 

Cocteau llevó la poesía a su obra maestra en el cine "El testamento de Orfeo", en realidad, la esencia del cine y de la vida del autor. Las pretensiones de su adolescencia se apagaron con ese humilde y hermoso deseo de plasmar la belleza en el arte con el torturado convencimiento por no poder lograrlo.

Primera plana. Billy Wilder, 1974

Primera plana. Billy Wilder, 1974

Chicago, 1929. Un afamado periodista (Jack Lemmon) presenta su dimisión horas antes de cubrir la noticia de una polémica ejecución que tiene en vilo a la ciudad. Su jefe (Walter Matthau) recurrirá a todo tipo de artimañas para hacerle desistir de su idea y que acuda al importante acontecimiento.

 

Existen múltiples versiones, antiguas y recientes, sobre “The Front Page”, una célebre obra teatral de los años 20 de Ben Hecht y Charles MacArthur, magníficamente filmado también por Howard Hawks en “Luna Nueva” (1940). Sin embargo, el remake de Wilder es, sin duda, el más divertido de todos.

 

“Primera plana” es una aguda, alocada y mordaz sátira del ser humano y de sus bajezas. Los periodistas (cuyo código ético está por los suelos… todo vale con tal de vender llamativos titulares), los policías, el psicólogo (magnífica parodia del análisis freudiano), el sheriff, el alcalde... Ninguno duda en falsear la realidad para obtener beneficio, aun cuando la realidad sea que está en juego la vida de otro ser humano.


Para “diferenciar” su versión, Wilder optó por imbuir a los personajes de un carácter propio, cínico y sarcástico. Para lograrlo, alteró (mejoró) los diálogos, que se convierten en una arma arrojadiza para las brillantes interpretaciones de Matthau y Lemon, quizá la mejor pareja del cine cómico de la historia.

 

Una película que no da tiempo a tomar aire entre carcajadas, pero siempre de forma inteligente: hace uso de la farsa, el humor negro, el humor visual, el absurdo, el surrealista...

 

Inevitable volver a verla cada cierto tiempo

Trapecio. Carol Reed, 1956

Trapecio. Carol Reed, 1956

¡Bienvenidos al maravilloso mundo del circo!

 

Mike Ribble (Burt Lancaster) ha sido uno de los pocos trapecistas que ha conseguido hacer el triple salto mortal… aunque a un alto precio. Ahora trabaja como tramoyista en el circo. Allí lo busca el joven Tino Orsini (Tony Curtis), que quiere que le enseñe a ejecutar el triple salto. Entre el dúo se interpone Lola (Gina Lollobrigida), cuyo obsesión es triunfar en el circo.

 

Pese a que en los primeros instantes, la película se muestra interesante, y desde luego la relación maestro-alumno es realmente el núcleo de la historia, es en el desarrollo del triángulo amoroso entre los protagonistas donde naufraga claramente la cinta, que no logra mostrar con claridad la evolución de los personajes. Pese a ello, Burt Lancaster logra dar gran verosimilitud y carácter a su personaje, probablemente por su identificación personal (Burt comenzó como gimnasta, pero fue precisamente una lesión grave lo que le apartó de este mundillo y le haría interesarse por la interpretación). Tony Curtis aprovecha su agilidad para lucirse, aunque hay que admitir que sabe hacer un buen papel. En cuanto a Gina, es simplemente una comparsa.  

 

En resumen, una película circense que no llega a la altura de la mítica cinta "El mayor espectáculo del mundo", pero apta para una tarde de domingo.