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Sed de mal. Orson Welles, 1958

Sed de mal. Orson Welles, 1958

Vargas (Charlton Heston), un agente de la policía de narcóticos inquebrantable en su honradez llega a la frontera de EEUU y México con su nueva esposa (Janet Leigh) justo cuando explota una bomba. El policía decide emprender la investigación con el apoyo del jefe local, el obeso Quinlan (Orson Welles), temido en la región por sus peculiares métodos. Entre ambos, se desata una lucha feroz alrededor de una red de poder y corrupción. 

En principio la participación de Orson Welles iba a limitarse a interpretar a Hank Quinlan, pantagruélico policía que camina pesadamente entre el filo de lo legal e ilegal para lograr sus propósitos; pero Charlton Heston, en la cima de su carrera, exigió que Welles se hiciera cargo también de la dirección. Para realizar esta película, que para muchos pone punto y final al cine negro americano, el gran Orson Welles cogió una novela sin pretensiones y la convirtió en una obra maestra. 

La actuación de Welles es estremecedora, llena de una hondura psicológica que logra acercar al espectador a ese monstruo que es Quinlan. Marlene Dietrich, (interpretando a la gitana Tanya) cierra esta historia con una frase que resume toda la película: “un buen hombre, un mal policía”. 

La primera secuencia ha pasado a la historia del cine. Un plano secuencia de casi tres minutos que es un alarde del dominio de la técnica y puesta en escena (con la cámara situada en grúas que van siguiendo el coche con la bomba) orquestado por la música de Henry Manzini. La película es un ejercicio alucinógeno, con una atmósfera pesada en la que abundan los grandes angulares y los planos picados y contrapicados (especialmente para contemplar la oronda figura de Quinland desde abajo, acentuando su prepotencia). Incluso encontramos ecos del expresionismo alemán en la cuidada fotografía de Russel Metty, a través del juego constante de luces y sombras que acentúa el clima de tensión.

2 comentarios

Adriana -

gracias por tu visita y bienvenido! espero volver a leerte pronto por aquí ;-)

Andrés -

Sin dudas es una gran película. A mí es la que más me gusta de Orson Welles, aunque no se si es la mejor.

El plano secuencia inicial es genial, como bien destacaste. La escena final, sobre el puente, también es notable.

Recién descubro el blog, de casualidad. Está bueno, así que prometo volver.

Saludos