American History X. Tony Kaye, 1998.
Derek Vinyard era un joven neonazi que, tras el asesinado de dos jóvenes de raza negra, debe cumplir condena. Durante los años de prisión, su banda y, sobre todo, su hermano pequeño Danny, han estado esperándole con impaciencia. Pero la cárcel ha cambiado a Derek; ahora comprende sus errores y tiene que cambiar a la gente a la que ama y que se ha perdido en el odio. Ante esta nueva situación Danny, que idealizaba a su hermano y lo que este representaba, se encuentra confuso y Derek intenta hacerle ver que el nazismo, el odio y la violencia racial son actitudes equivocadas.
American History X parece tener tres objetivos principales. En primer lugar permite comprender el fenómeno del neonazismo, tanto las raíces históricas del movimiento como su forma actual en nuestra sociedad.
Pero además de esto, también podemos entender de qué manera la mentalidad individual puede llegar a estar condicionada por el orden social y familiar en qué se inscriben. A este respecto es reveladora el siguiente comentario de David McKenna, guionista de la película: "Quería escribir alguna cosa respecto a los mercaderes del odio. Lo que intenté destacar en el guión es que las personas no nacen racistas. Este sentimiento se adquiere a través del entorno y de las personas que nos rodean. Lo que me intrigó es porqué la gente odia y cómo podemos cambiar tanto".
Por último, esta película también permite comprender el proceso de degradación moral a qué nos somete el discurso ideológico del odio y del racismo.
En cuanto a los recursos narrativos, American History X nos presenta dos historias que se explican mutuamente. Una de ellas pertenece al pasado, la otra al presente, y las dos están física y metafóricamente separadas por el muro de la prisión en la que estuvo Derek. Hasta entonces, todo, en la vida de Derek, había pasado por el filtro del nazismo. En prisión, Derek aprendió a rechazar todo aquello que le condujo a cometer el crimen: el odio racial, como explicación de los conflictos, y la violencia, como método para solucionarlos.
Uno de los aciertos de la película consiste en partir de la supuesta propuesta de redacción escolar que Sweeney, el profesor de literatura, hace a Danny, ofreciendo así una solución basada en la reflexión y la libre expresión. De hecho, ciertas partes de la película se explican con la voz en off de Danny, como si estuviese delante del ordenador redactando su trabajo; este recurso además sirve para enlazar el presente con ciertas secuencias de flashback.
La película está llena de detalles significativos, por ejemplo el hecho de que el punto de inflexión en la actitud de Derek venga dado precisamente por su relación con dos hombres de color (su viejo profesor de literatura y su compañero de la lavandería de la cárcel); otro gran acierto ha sido el utilizar el color para las escenas encuadradas en el presente, y el blanco/negro para los continuos flashbacks (este recurso estético tiene su explicación en que Tony Kaye, el director, de la película, es también fotógrafo); otro aspecto destacable es la ralentización de las imágenes en ciertas secuencias.
Finalmente, se debe destacar el tremendo trabajo de Edward Norton, en una de sus mejores interpretaciones. Norton, transformación física aparte (aumentó 15 kilos su masa muscular y se rapó el pelo para dar mayor verosimilitud al aspecto físico de su personaje), aporta con su mirada el odio necesario (al principio) y una justa serenidad (más adelante). Además el protagonista no es un descerebrado, sino alguien capaz de justificar sus creencias, y capaz de sentirlas tambalear luego. American history X es una contundente crítica al absurdo de la xenofobia, narrada con un admirable estilo. Pero también revela, en un final tremendamente duro, que no es tan fácil aparcar el pasado y, sobre todo, la importancia que tiene la educación para intentar solucionar este problema.
Enlazando con esta idea, me gustaría terminar este comentario con una frase que Danny, casi al final de la película, dirige al profesor Sweeney: “Son las 5’40 de la mañana y dentro de un minuto voy a ver salir el sol. Cuando creía que sólo había oscuridad, todo vuelve a empezar. No sé si este trabajo es lo que usted quería, pero muchas gracias”.
2 comentarios
Javier -
Daniel -