La ley de la hospitalidad. Buster Keaton, 1923
Los Canfield y los McKay mantienen una enemistad heredada desde hace generaciones. Enviado siendo aún un bebé por su madre con unos parientes de Nueva York para alejarle de tanto odio, Willie McKay (Buster Keaton) decide regresar a su pueblo para reclamar una herencia. Y ¿de quién se enamora durante el viaje? De Virginia Canfield (Natalie Talmadge)...
Las situaciones son muy ingeniosas. Desde gags relacionados con los trenes, precursoras de las que tres años más tarde explotaría en "El maquinista de la General" –vías con baches muy acusados, convoyes destartalados, carriles flexibles, traviesas sueltas, locomotoras con caldera multiuso...–, situaciones tan absurdas como la propia "ley de la hospitalidad" que se imponen a sí mismos los miembros masculinos de la familia Canfield (no pueden atacar a su rival mientras éste se encuentre dentro de su casa), desternillantes persecuciones pistola en mano, y escaladas vertiginosas.
En esencia viene a ser la clásica historia de Montescos y Capuletos... desde otro punto de vista y con ese maravilloso toque humorístico de Buster Keaton.
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