Hierro 3. Kim Ki Duk, 2004
Tae-suk, un universitario en paro, lleva una vida peculiar: ocupa temporalmente viviendas cuyos habitantes sabe que están ausentes. Nunca roba ni ocasiona daños en los hogares de sus involuntarios anfitriones. En realidad, es una especie de fantasma que recompensa su forzada hospitalidad haciendo la colada o arreglando alguna que otra avería doméstica. Sun-hwa, que en tiempos fue una hermosa modelo, se ha visto convertida en una sombra viviente por un marido que la maltrata. El destino cruza los caminos de Tae-suk y Sun-hwa, cambiando sus vidas.
Escrita, producida, dirigida y montada en apenas 2 meses por el cineasta coreano Kim Ki-Duk, Hierro 3 es un irónico y brillante cuestionamiento de algunos de los pilares sobre los que construimos nuestra identidad.
La crítica social está presente en todo el metraje: el maltrato de la mujer, el poder de las apariencias, el abandono de los mayores, la corrupción policial, la incomprensión del inadaptado y la injusticia. Frente a ello tenemos el uso de la mente sobre la fuerza, la solidaridad, y el amor, un amor incondicional capaz de transformar y elevar a la persona.
El guión se caracteriza por la brevedad de los diálogos y la extensión de los silencios compartidos de unos personajes que se comunican con la mirada, el gesto y la acción. Los personajes de Kim son gente de pocas palabras. Como él ha manifestado en alguna entrevista, han sufrido alguna herida muy profunda, una decepción muy grande que ha matado su fe y su confianza.
Hay algo que agradezco sobremanera a este director: asume que su público es inteligente. Simplemente muestra las imágenes y deja que nosotros hilemos la historia. No explica nada, porque aparentemente todo se explica por sí mismo. Llevar eso a cabo sin caer en lo pretencioso, en lo críptico o en lo pedante, me parece, hoy por hoy, un malabarismo.
La película, ganadora del León de plata de Venecia al mejor director, está hecha para ser contemplada, observada y saboreada, con ánimo sosegado y abierto a la reflexión. Una película minoritaria, solamente recomendable para quienes estén dispuestos a perderse en su visión poética del mundo y reflexionar sobre los mensajes que desprende.
3 comentarios
Mario R. Loarca Pineda -
Adriana -
johnny -
En ésta, sobre todo, me encanta ese juego de identidades que plantea con sus personajes, viendo hasta qué punto podemos ser otros, hasta qué punto nos adaptamos o renunciamos a nuestros valores o ideas para sobrevivir en el mundo.
...Hasta qué punto alguien, con su silencio, nos entiende mejor incluso que nosotros mismos.
Gracias por tu blog, y por cuidarlo serenamente, sin prisas.