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Gran Torino. Clint Eastwood, 2009

Gran Torino. Clint Eastwood, 2009

Walt Kowalski (Clint Eastwood) es un veterano de la guerra de Corea, trabajador jubilado del sector del automóvil. Su máxima pasión es cuidar de su más preciado tesoro: un coche Ford Gran Torino de 1972. Inflexible y con una voluntad de hierro, Walt vive en un mundo en perpetua evolución, pero las circunstancias harán que se vea obligado, por sus vecinos inmigrantes, a enfrentarse a sus antiguos prejuicios.

 

La última película de Eastwood en un principio puede resultar extraña, porque hay escenas que provocan la carcajada. Y para quien vaya a verla pensando en su protagonista como un tipo duro, puede desubicarle. Aunque a quienes somos seguidores acérrimos no nos sorprende tanto pues Clint ya explotó su veta cómica en cintas como “La leyenda de la ciudad sin nombre” (un musical), “Duro de pelar” (donde su “compañero” era un orangután) o “Cadillac rosa”.

 

Volviendo a Gran Torino, y aunque admito que no está a la altura de algunas de sus joyas (estoy pensando en la soberbia “Million Dollar Baby, por ejemplo), es una buena película y sobre todo es absolutamente coherente con su trayectoria y las temáticas que elige como director: la vejez, el miedo a la soledad, el desarraigo familiar, las segundas oportunidades, la redención, el aprendizaje a lo largo de la vida, la relación maestro-alumno (o padre-hijo) y el perdón y la muerte (hay que ser muy valiente para tener la edad de Clint y hablar con esa tranquilidad).

 

Quizá algunos aspectos están basados en estereotipos (estoy pensando por ejemplo, en como presenta a la raza negra o los latinos) pero hay que entender que el guión se centraba en ese enfrentamiento con los fantasmas del pasado de un veterano de la guerra de Corea y por tanto a quien dedica tiempo y trabajo para mostrar esa evaluación es precisamente a los asiáticos. Un mejor tratamiento de las otras, si bien hubiera sido muy interesante, habría sido desviar la trama central de forma inútil. Por cierto, magnífica la joven protagonista. Habrá que seguirle la pista porque dará mucho que hablar en los próximos años.

 

Por otro lado, y aparte de un par de momentos “Harry el sucio” totales que hacen la delicia de cualquier “eastwoodista” ;-), el último tercio del largometraje muestra la mano magistral de Clint en todos los aspectos: la iluminación, la atención a los detalles, el mostrar los sentimientos sin necesidad de decir nada, tan sólo con un gesto, un gruñido o una mirada… y ese final, absolutamente sobrecogedor, el sacrificio total y generoso por alguien a quien apenas acaba de conocer pero a quienes ya quiere sin reservas. Amor. Con mayúsculas. Nada de tonterías de parejas. No. Amor. Dar TODO por quien realmente te importa. Lo que cuenta, al final, es lo que haces con tu tiempo para dedicárselo a los tuyos. Y los tuyos no tienen por qué ser de tu misma sangre (¿qué es en realidad familia? Que nos une? La familia viene impuesta, los amigos y compañeros de la vida los eliges tú.). Toda una lección de cómo dar sentido a tu vida.

 

Gracias, Clint.

1 comentario

Verónica -

Guauuu!!!!!!!!!!!! Esta película es buenísima, a mi me ha sobrecogido tanto o más que Million Dollar Baby, es increíble, esa apariencia de duro y en el fondo es todo un coranzocito, jejeje. Gracias por tu artículo. Gracias Clint, porque con los años has ido siendo cada vez más bueno.