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Uno, dos, tres. Billy Wilder, 1961

Uno, dos, tres. Billy Wilder, 1961

C.R. MacNamara (James Cagney), representante de una multinacional de refrescos en Berlín Occidental, sueña con introducir el producto, uno de los más famosos del mundo capitalista, en la URSS. Sin embargo, cuando su jefe le encarga cuidar a su alocada hija adolescente durante unas vacaciones, MacNamara ve peligrar su vida y sus aspiraciones.

 

Basada en una comedia en un acto del húngaro Ferenc Molnar (1930), el film subyace por debajo esa acidez y ese humor corrosivo que caracterizaron a Wilder. El trasfondo es una visión de los dos mundos contrapuestos que iban a dividir el planeta en aquello que se llamó "telón de acero".

 

James Cagney sirve de maestro de ceremonias en una comedia trepidante y caústica, escoltado por un catálogo de personajes inolvidables. Capitalistas y comunistas en ua farsa punzante que se cose sin suturas a una historia de amor entre la encantadora y descerebrada Pamela Tiffin, y Otto, un joven comunista lleno de retórica e idealismo.

 

“Un, dos, tres” es un largometraje imprescindible, aunque hay que verla un par de veces por lo menos porque son tantos chistes y a tanta velocidad que no te da tiempo a asimilarlos todos.


Para quien guste de las curiosidades, un apunte: la película incluye citas cultas (Shakespeare), cinéfilas ("Lo que el viento se llevó", "Espartaco"...) y en la banda sonora, de André Previn, se incluyen fragmentos de la "Danza del sable" (Khachaturian), "Las Walkyrias" (Wagner), y del rock ("Itsy-Bitsy Teeny-Weeny").

1 comentario

Adriana -

esta es una de mis favoritas... la encuentro entrañable ;-)