Centauros del desierto (John Ford, 1956)
Centauros del Desierto es probablemente uno de los mejores westerns de toda la historia del cine.
Adaptación de una novela de Alan Lemay, John Ford no respetó el final (algo por lo que recibió muchas críticas en su momento) aunque con ello dotó a la historia de un sentido mucho más sólido y coherente que en la novela.
John Wayne interpreta al soldado ex-confederado Ethan Edwards, un hombre que cree más en las balas que en las palabras, y que busca a su sobrina raptada por los comanches que han masacrado a su familia. Ethan es el típico personaje marginal, racista y desarraigado; pero al rescatar, al fin, a su sobrina comprende que después de tantos años esta se ha convertido en una mujer india, así que la única solución que ve es matarla... o aprender a convivir con quienes no son de su mismo color! En su obsesiva persecución durante 5 años, Ethan encuentra algo que no esperaba: su propia humanidad y el sentido de su vida.
Esta película configura el llamado “western crepuscular”, lo más importante no es lo que se cuenta sino lo que se sugiere y permite al espectador intuir mucho más de lo que las imágenes muestran. Ford habla de épica psicológica, porque el espectador se ve obligado a profundizar en la complicada psicología de los personajes, caracterizada por grandes tensiones internas.
La última escena es uno de esos finales que pasan a formar parte del imaginario colectivo: la imagen de Ethan, el viejo héroe, tomada desde el interior de la casa, se aleja lentamente al comprender, resignado, que a pesar de todo lo que él representa ya no tiene cabida en esa familia – metáfora de la nueva sociedad -.
Adaptación de una novela de Alan Lemay, John Ford no respetó el final (algo por lo que recibió muchas críticas en su momento) aunque con ello dotó a la historia de un sentido mucho más sólido y coherente que en la novela.
John Wayne interpreta al soldado ex-confederado Ethan Edwards, un hombre que cree más en las balas que en las palabras, y que busca a su sobrina raptada por los comanches que han masacrado a su familia. Ethan es el típico personaje marginal, racista y desarraigado; pero al rescatar, al fin, a su sobrina comprende que después de tantos años esta se ha convertido en una mujer india, así que la única solución que ve es matarla... o aprender a convivir con quienes no son de su mismo color! En su obsesiva persecución durante 5 años, Ethan encuentra algo que no esperaba: su propia humanidad y el sentido de su vida.
Esta película configura el llamado “western crepuscular”, lo más importante no es lo que se cuenta sino lo que se sugiere y permite al espectador intuir mucho más de lo que las imágenes muestran. Ford habla de épica psicológica, porque el espectador se ve obligado a profundizar en la complicada psicología de los personajes, caracterizada por grandes tensiones internas.
La última escena es uno de esos finales que pasan a formar parte del imaginario colectivo: la imagen de Ethan, el viejo héroe, tomada desde el interior de la casa, se aleja lentamente al comprender, resignado, que a pesar de todo lo que él representa ya no tiene cabida en esa familia – metáfora de la nueva sociedad -.
2 comentarios
amaya -
keko -