JEAN-LUC GODARD
"La fotografía es verdad. Y el cine es verdad 24 veces por segundo".
Comenzó a trabajar realizando crítica para "Cahiers du Cinema", máximo organismo de la "nouvelle vague", mientras filmaba sus primeros cortos.
Cuando hablamos de su obra, tenemos que definirla en tres etapas:
1. Una manera clásica de filmar, influenciado por directores como John Ford, Fuller, y la novela policial americana.
2. Se vincula con su parte militante: Vertov, Gorin y Bertó.
3. Reflexiona sobre el lenguaje digital y televisivo, el montaje anárquico y el choque entre sonido e imágenes.
Su primer largometraje, Sin aliento, es contundente y está lleno de homenajes al mejor cine negro. Es la historia de un amor entre un evadido de la justicia y una americana pero también la historia de una traición.
Godard trasladó a la pantalla los asuntos más diversos: la fábula antibélica de Les carabiniers (1963); la corrupción de un escritor por la industria del cine, en Le mèpris (1963); la función de la mujer como objeto de consumo erótico, en Une femme mariée (1964); el futuro apocalíptico gobernado por un gigantesco ordenador, en Lemmy contra Alphaville, y la alienación de la sociedad de consumo fue puesta en la picota en Weekend (1968).
Las jornadas revolucionarias de mayo de 1968 aumentaron esta inflexión política y, Godard pasó al servicio de la ideología marxista leninista, realizando su producción al margen de las estructuras de la industria cinematográfica. Así nacieron Pravda o Vent d`Est (ambos de 1969). Godard revolucionó junto a sus compañeros de la "nouvelle vague" la forma de hacer cine, y también de mirarlo. Demostró a las generaciones siguientes un camino diferente hacia la industria cultural: realizaciones de bajo costo, hechas con equipos no sofisticados, distribuidas fuera del circuito convencional, etc.
Su interés por el reportaje y el documental llega a su culminación en Dos o tres cosas, sin duda el más ambicioso de todos sus intentos de crear un nuevo lenguaje para decir “la verdad”...
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