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La naranja mecánica. Stanley Kubrick, 1971

La naranja mecánica. Stanley Kubrick, 1971

Este post está dedicado a Luis, con quién tantas películas comenté de camino a Mieres. Aquí está la reseña más difícil que he hecho hasta ahora. Detesto esta película, pero lo prometido es deuda... 

Alex es un joven británico con dos pasiones: la violencia extrema y Beethoven. Alex y sus amigos, la banda de los drugos, descargan sus instintos más bajos pegando, violando y aterrorizando a la población. 

La historia tiene dos partes bien diferenciadas: la primera mitad es una colección de los crímenes de Alex y sus drugos, que se muestran con todo lujo de detalles, en un carrusel de secuencias degradantes y ofensivas; el resto, las fechorías de un Estado que bajo la premisa de la seguridad colectiva limita la libertad individual. La idea que se pretende desprende es que, si bien Alex es una anomalía que puede cruzarse accidentalmente en tu vida, el Estado opresor y coercitivo estará siempre presente en la vida de todos, por lo que puestos a comparar no parece saberse qué es lo menos nocivo. La visión final de Kubrick es pesimista, por lo que “La naranja mecánica” debe verse como una advertencia. 

Polémica, extraña, agobiante y desagradable, es una película no deja indiferente a nadie; a mi personalmente me provoca un tremendo malestar. De hecho esta cinta estuvo prohibida, censurada o ambas cosas hasta hace pocos años en muchos países. La película se ha alimentado de su propia controversia y se le ha elevado a la categoría de obra maestra. 

Al César lo que es del César: la película destaca por la dirección (no en vano, estamos hablando de Kubrick), su puesta en escena (bastante original y adelantada a su tiempo, aunque ahora ya envejecida), los toques de ironía y de comedia negra, y sobre todo la impresionante actuación de Malcolm McDowell. Pero aparte de esto, poco más. 

Supuestamente, la película trata sin rodeos un tema innovador para la época: la libertad de poder elegir entre el bien y el mal. Pero, ¿Alguien después de verla le ha hecho ser mejor persona? No. ¿Y al contrario? Sabemos que sí, que muchos grupos violentos la reivindican y copian sus fórmulas. La idea de libertad absoluta (no el personaje de Alex, que resulta repulsivo) puede resultar fascinante pero esa libertad no es la solución del problema, entre otras cosa porque se olvida de la dimensión social del hombre, es decir, sólo logramos realizarnos completamente como personas en nuestra relación con los demás; y para ello (incluso prescindiendo de la noción “Estado” y otros conceptos artificiales) debemos regirnos por unas mínimas normas de educación y conducta dictadas por el sentido común; por ello, el libre albedrío termina donde comienza el deseo de convivencia. El arte, como todo en la vida, no debe olvidar su parte ética.

2 comentarios

medievalia7 -

creo que este comentario compensa con creces la escasez de los mismos que venía sufriendo hasta ahora este blog, ;-) Pero creo que merece una contraréplica.

Como tú bien dices, esta película da para hablar muchas horas, pero intentaré ser breve y responder sólo a algunas de tus ideas.

En primer lugar, yo nunca he dicho que sea una apología de la violencia, digo que tiene escenas violentas pero que no deben verse sólo como tales sino ir más allá (la "parte ética" y la pregunta que lanzo al aire: "no se sabe qué es peor, si una anomalía como Alex, que se cruza accidentalmente en tu vida, o el estado represor, que está siempre presente en nuestras vidas").

Otra de tus líneas argumentales es la parte en la que dices coincidir conmigo acerca de la ironía y el humor negro. Pones 2 ejemplos. Bien, aqui hay que matizar. La escena en la Alex golpea a la mujer con una escultura fálica si puede resultar graciosa, y así me lo parece a mi, aunque he de decir que también me parece que puede sacarse una segunda lectura, ya que es una metáfora visual de lo que representa una violación (violencia, invasión de tu intimidad, menosprecio de tu dignidad humana... por no ir aún más allá y considerarla como una imagen de la absurda idea de la supremacía masculina (que se impone siempre por la fuerza) sobre las mujeres. Este tema daría también mucho de que hablar. De momento lo dejo sólo aqui esbozado.
En cuanto al segundo ejemplo que das: a mi personalmente no me parece NADA gracioso la escena en la que apalean a un hombre. Me da igual con qué música lo acompañan. No tiene nada de divertido.

En cuanto a la parte ética... El arte NO debe ocultar lo feo, o lo malo. Jamás he dicho eso. Una de las muchas funciones del arte es denunciar la maldad y educar a las personas. Estoy pensando en los caprichos de Goya (que mejor ejemplo), que en su día corrieron el riesgo de ser censurados por la Inquisión (Goya tuvo que regalar las planchas originales al rey para así evitar que fueran destruidas). Pero nadie duda hoy de su valor artístico y moral. La única difenrencia entre Goya y Kubrick es la forma de contarlo. Creo que en esta ocasión Kubrick no consiguió una historia "redonda", homogénea y completamente explicable. Hay cabos sueltos y mal enlazados. En mi modesta opinión.

raven -

Hola, soy Luis y en primer lugar quiero darte las gracias por publicar y por dedicarme este Post. Me alegro de haberte puesto en un aprieto ;-). Tras leer tu comentario he de decir que hay algunas partes en las que coincido y otras en las que discrepo totalmente y que a continuación paso a comentar…
En esta polémica obra clásica del cine de culto, basada en la novela homónima de Anthony Burgess, Kubrick, hace una reflexión sobre la naturaleza de la violencia inherente al ser humano. No es en absoluto una apología de la violencia, sino todo lo contrario, puesto que tanto los personajes como sus vandálicas acciones son reducidos por completo al absurdo, al sin sentido más absoluto.

Estoy de acuerdo en que es una película que no deja indiferente a nadie; a mi personalmente me parece una obra maestra, y el hecho de que siga provocando debates a día de hoy no hace sino evidenciar su grandeza e influencia en sucesivas generaciones.

También coincido en que la película destaca por la dirección, su puesta en escena, los toques de ironía y de comedia negra, y la impresionante actuación de Malcolm McDowell en su personaje de Alex, pero aparte de esto, lo cual no me parece poco, creo que la película tiene mucho más que ofrecer tanto en el aspecto estético y visual como por la historia en si misma. Con respecto a lo primero invito a los lectores a echar un vistazo al siguiente blog: http://www.lacoctelera.com/shenka/post/2006/02/21/-la-naranja-eterna-arte-la-naranja-mecanica donde se comentan aspectos artísticos del film tanto en la parte visual como en la sonora, pues creo que la banda sonora también merece una mención especial, formada por fragmentos de piezas de compositores clásicos como Beethoven, Rossini o Purcell entre otros, y que también incluye la famosa Singin' in the Rain de Arthur Freed y Nacio Herb Brown, perteneciente a la película musical del mismo título.

No creo en absoluto que la intención ni el objetivo de la película sea hacer a nadie ser una mejor persona, sino invitar al espectador a una reflexión madura e inteligente sobre la violencia inherente al ser humano y presente en la sociedad. También me resulta un poco triste que aun se siga recordando a esta excelente película por los actos de algunos grupos de descerebrados que, sin lugar a dudas, aunque no hubiesen “videado” la cinta habrían cometido igualmente sus deplorables acciones. La maldad y la violencia no necesitan de excusa alguna para manifestarse, y siempre resulta muy cómodo para los políticos hacer recaer las culpas en una película, en un videojuego o en un determinado estilo o grupo musical, cuando son ellos, quienes deberían dar ejemplo y educar en el civismo y el respeto a esta sociedad. Utilizar el conocido tópico argumento de la violencia gratuita y la aparente provocación para intentar desprestigiar la película es, en mi opinión, quedarse en la superficie y no profundizar en el verdadero mensaje. La obra contiene lecturas mucho más profundas que sin duda alguna deben ser planteadas y analizadas, y que presentan una complejidad y una ambigüedad moral que no tienen desperdicio alguno. El director no presenta una violencia cruda, cruel y fría, sino irónica, casi cómica, y en ocasiones hasta socarrona, la cual queda plasmada en diferentes escenas: patear al escritor mientras cantan "I'm singing in the rain...", golpear a la mujer de los gatos con una enorme escultura fálica, vestir esos ridículos y extravagantes uniformes/disfraces, la extraña jerga que hablan...

En el filme se habla de las limitadas posibilidades que tiene el ser humano para elegir entre el bien y el mal, estableciendo así una reflexión sobre los límites del libre albedrío. No se defiende la idea de libertad absoluta como solución al problema de la violencia, lo que muestra es que los métodos de castigo o represión pueden resultar, incluso, más crueles y negativos que los actos criminales en si mismos. Es una crítica al Estado y a sus métodos, basados en eliminar todo aquello que no encaje con sus objetivos y las normas impuestas, desatendiendo por completo los intereses individuales y teniendo tan solo en cuenta la estabilidad de su sistema de gobierno próximo al totalitarismo.

Uno de los mayores logros del director es conseguir que el espectador sienta cierta complicidad y simpatía por el protagonista, un personaje inicialmente repulsivo, pero que a medida que transcurre la historia, llega a provocar un sentimiento de lástima en el espectador. Alex pasa de ser un verdugo a convertirse en víctima, tras ser sometido al tratamiento “Ludovico”, un experimento conductista ideado por el gobierno, cual perro de Paulov. En ese momento surgen los interrogantes morales, ¿quién es mejor, Alex o sus redentores?, ¿sujeto o sociedad?, ¿quién es peor?, se pasa de la violencia explicita a la violencia encubierta, quizá más sofisticada pero no por ello menos dañina.

Por último, ante la afirmación de: “El arte, como todo en la vida, no debe olvidar su parte ética”, se plantea la siguiente pregunta: ¿Debe tratar el cine, como arte que es, de aquellos aspectos más oscuros e irracionales del ser humano? Yo personalmente pienso que sí, y por eso no comparto aquellas opiniones que defienden la idea de ocultar la naturaleza más perversa del ser humano. La única manera de llegar a comprender la psicología y el comportamiento humano es estudiar este en toda su amplitud, para lo cual es imprescindible analizar la maldad y por consiguiente la violencia. Solamente así podemos alcanzar el conocimiento necesario para avanzar en la búsqueda de unas bases que mejoren nuestra convivencia y nuestra sociedad.

No voy a extenderme más, aunque sobre esta película se podría hablar durante horas. Solamente desearía comentar que en cuanto al tema de la película, yo personalmente no la clasificaría como Terror, ya se que es una película de difícil catalogación pero yo quizá la incluiría en el género de drama psicológico.

Saludos

Luis