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Octubre. Einsenstein

Octubre. Einsenstein

Rodada en 1927, Eisenstein para ésta película quiso inspirarse en “Diez días que conmovieron al mundo”, libro del periodista John Reed.  

Tenía poco tiempo así que Eisenstein se centro en la Revolución de San Petersburgo, trató de convertir su película en un experimento creativo, pero no tuvo éxito. En primer lugar por las condiciones de rodaje: se le obligó desde el gobierno comunista a tenerla firmada y montada precisamente para Octubre de 1927, a fin de conmemorar el décimo aniversario de la Revolución. A esto se le suma la carencia de medios técnicos, y sobre todo la censura a la que Stalin sometió a la película, obligando a eliminar todas las secuencias en las que aparecía Troski (a pesar de haber sido el organizador del ejército rojo), algunos opinan que Stalin llegó a censurar un tercio de la película... alterando su significando.   

Con ”Octubre”, Eisenstein en realidad no quiso conmemorar la Revolución sino demostrar la vigencia de unos valores que debían seguir estando presentes, porque era en ese momento que había llegado Stalin al poder cuando parecía haber mas riesgo de que se diluyeran. Eisenstein defendía la idea de Revolución continua, que era una idea muy en la línea de Troski. Su película por tanto no podía ser un mero documental realista como quería el gobierno.  Lleva a sus máximas consecuencias el montaje de atracciones, y realiza una película basada sobre todo en un lenguaje visual. Las palabras son sustituidas por imágenes, de manera que la película gira en torno a ideas y conceptos abstractos. Y por eso a Eisenstein se le acusa de hacer una película ininteligible y formalista.  

Por ejemplo la escena de Kerensky, un menchevique que llegó al poder en 1917, instaurando a la burguesía, en un intento de hacer una transición con el régimen zarista, que iba en contra de los ideales bolcheviques. Y Eisenstein precisamente recoge una escena de este personaje, al que satiriza y compara su ambición con Napoleón y con un pavo real mientras se le muestra subiendo las mismas escaleras desde diversos planos (y se alternan con rótulos de los distintos títulos que se dio a si mismo), la escena culmina con la coronación de una botella de licor (ejemplo de su ambición personal); o cuando Kornilov se dirige a San Petersburgo para derrocarle, mientras que Kerenski, cobarde, se refugia en un montón de almohadas.  

Otra escena muy famosa, es la que arremete contra la idea de Dios. Kornilov fue un general que en 1917 trató de derrocar a Kerenski y volver al estado zarista (de ahí la imagen de reconstrucción de la estatua del zar). Para ello, Kornilov trató de asentar su idea en la religión y de ahí la sucesión de iconos religiosos diversos, pero en una relación regresiva (del monoteísmo católico al politeísmo panteísta primitivo) Eisenstein quiere así comunicar la fragilidad de la idea de religión. Jacques Derrida acuñó el término “Deconstrucción”, y que es lo que aplica aquí Eisenstein. Kornilov es apoyado por las potencias extranjeras (tanques ingleses) que rompen la estatuilla de Napoleón (nuevo simbolismo). Los soldados (de plomo) son comparados con vasos de cristal (los bolcheviques se oponían a la participación rusa en la Primera Guerra Mundial). Pero al mismo tiempo, Kornilov es otro “Napoleón” , y será el pueblo quien finalmente deba salir a luchar... 

1 comentario

keko -

pedazo post!! te gusta esta peli, eh? o es sólo q tiene mucho q contar?
no sé. demasiao politica para mi gusto asi del tirón. no la hay en capitulos?juas juas :)